miércoles, junio 21, 2006

Introspección periodística

Para entender nuestra realidad resulta imprescindible partir de un diagnóstico y desde ahí plantear posibilidades de mejora.
Librarse del mal periodismo resulta similar al alcohólico que busca liberarse de su enfermedad: el primer paso es reconocer que se encuentra enfermo y tener deseos de cambiar.

H: La actividad periodística en Puebla está altamente influida por los actores políticos, su intereses, aversiones y filias; desde estos estados anímicos se definen líneas editoriales, más bien contenidos.
De modo que el periodismo se asume como un espejo de esta realidad política; política de bajo nivel, dicho sea de paso.

Ejemplos:
El uso patrimonialista de los mecanismos del Estado; la inducción de la justicia para “salvar el honor” de los honorables amigos; políticos formados en la escuela de la oratoria hueca (hay quienes que sostienen el lema: “si no puedes con ellos, confúndelos”).
Un ex gobernador que busca perpetuarse brincando de manera interminable a puestos de representación. Priístas venidos a panistas por intereses personales; convirtiendo a la política en un ejercicio de pragmatismo barato.
Un gobernador que mejora en calificación para pasar por 5.1 a 5.7 y se celebra.

Campañas presidenciales viscerales y con poco contenido de proyecto de país. La lista es interminable.

En el más reciente estudio de “Voice of the people 2006” que es conducido en México por TNS-Gallup y que se aplica en más de 60 países, quedó de manifiesto algo: los grupos de influencia social en México poseen un considerable bajo nivel de credibilidad y confianza de los ciudadanos, y es que más de la mitad de la población (53 por ciento) no cree en ninguno de ellos.
Según esta encuestadora, son los periodistas el grupo con mayor nivel de credibilidad entre los mexicanos, mientras que los políticos se colocaron en el nivel más bajo de credibilidad, (3 por ciento) de los grupos de influencia social en México.

¿En cuál de los siguientes tipos de personas confía?
Periodistas 25%
Líderes religiosos 14%
Empresarios 11%
Militares/policía 7%
Políticos 3%
Ninguno de estos 53%

Desde hace algunos años proliferaron en Puebla medios de corte político-sensacionalista, con columnas políticas, que se convirtieron, más bien, en correos entre actores políticos, que generaron un estilo, incluso, una corriente de contenidos.
El chisme, la suposición, el trascendido, la filtración, la nota de alto impacto político rebasaron a la investigación y el elemento básico del periodismo que es la precisión.

La pregunta que salta es ¿por qué atender a las necesidades de una elite con una severa crisis de credibilidad al momento de definir contenidos?
Se trata de un asalto a la razón, de la subordinación del periodismo a intereses políticos y hasta económicos

A contramano de esta tendencia, permanecen medios tradicionales que no les ha alcanzado ni el tiempo ni la creatividad para desarrollar nuevas formas de hacer periodismo.

El periodista en Puebla, entonces, se volvió pragmático, dejó de lado la técnica, la investigación y la precisión para convertirse en espejo de una realidad que lo ahoga. Se olvidó del principal destino de su trabajo –los lectores— para buscar el reconocimiento de una pequeña elite.

Es obvio que existen elementos ajenos a la voluntad del reportero que determinan en la mayoría de los casos la dinámica informativa de los medios, no obstante lo anterior no exime al periodista de su responsabilidad de proponer temas y esquemas de investigación.

La organización Editores y Reporteros de Investigación de Estados Unidos, define a éste como “un reportaje hecho por trabajo e iniciativa del reportero sobre asuntos de interés público que alguna persona o algún grupo quiere mantener oculto”1

En tanto, que Petra Secanella, comunicóloga española, expone como características de este ejercicio: “que la investigación sea trabajo del periodista, no la información generada por otros profesionales; que el objeto de investigación sea razonablemente importante para un gran sector de la población; y que los investigados intenten esconder estos datos al público”2

Como se observa, en ambas definiciones el papel del periodista o reportero es trascendental, más allá de las determinaciones de las mesas de redacción, el papel del reportero es hurgar en el entramado de la administración pública, de las políticas gubernamentales, pero sobre todo y ante todo, en las relaciones sociales y los conflictos que sugieren.

La actitud del reportero investigador debe ser la duda perpetua, el no asumir como cierto el dicho de la elite; en concreto la postura a asumir debe ser la siguiente: “si tu mamá te dice que te quiere, verifícalo”

No se puede entender las metodologías de investigación sin el paso necesario de la inspección de campo.
El periodista polaco Riszard Kapuscinski sostiene que no se puede hablar de algo que no se conoce y apunta “el periodismo (...) se encuentra entre una de las profesiones más gregarias que existen, porque sin los otros no podemos hacer nada”3.

Los “otros” resultan fuente inagotable de temas de interés colectivo; cuando alguien dice: “deberían hacer un reportaje de...”, uno no debería dudar en hacerlo, generalmente es ahí donde está el interés colectivo.
La denuncia pública y social por sí sola no es, ni por asomo, el punto donde se agota el trabajo del reportero, es más bien la base de donde se parte para realizar la investigación.
Tampoco es ejercicio periodístico transcribir el chisme o el rumor; es obligación del reportero verificar, consultar fuentes, cruzar datos y después publicar, buscando siempre la precisión.

La misión de la profesión del periodismo pasa inicialmente por la convicción personal, seguida del compromiso de ofrecer los lectores y a “los otros” elementos suficientes para tomar decisiones en cualquier área de su vida o circunstancia específica.

En medio de esta condición, se ubica un severo problema de actitud del reportero/ periodista: “el creer que se sabe o que se domina algún tema o técnica en especial”.
Y en realidad nunca se sabe todo y menos aún, se deja de aprender.

Para Kaspuscinski es claro: “en esta profesión la experiencia no se acumula. A diferencia de otras actividades, donde en ocasiones es posible afirmar que alguien ha conseguido mucho, en el periodismo nunca sabemos en realidad qué hacer, cómo actuar, qué escribir”4.

A los temas sociales siempre se les descubre un cariz diferente cuando se les aborda; así, la pobreza siempre enseña un rostro diferente de acuerdo a la percepción de quien se lo analiza.

Hemos perdido la capacidad de asombro; es necesario retomar el ejercicio de cuestionarnos el por qué ocurren las cosas, cómo se llegó al punto donde se encuentran y qué hay detrás de un solo hecho.

***
La época democrática del ejercicio del poder generó apertura a la información pública, a través de las leyes de transparencia, en Puebla el ejercicio resultó de mero trámite.
La Asociación Civil Libertad de Información México califica a la ley de transparencia y acceso a la información pública como una de las más limitadas del país.
En el mejor de los casos la legislación y los mecanismos para solicitar la información son inacabados y resulta complejo para el ciudadano promedio llegar a la culminación del trámite.
El organismo encargado de vigilar la entrega de la información está acotado y el temor de la elite de lo que se dé “mal uso de los datos oficiales” impiden el libre flujo de la información.

Más aún, la ley local le da facultades discrecionales a las dependencias oficiales de negar información clasificándola de manera unilateral como reservada y con ello contraviene el espíritu de la ley.

Con todo, resulta obligado explotar los mecanismos que se ponen al alcance de los reporteros y de los ciudadanos para conseguir y verificar la información. Usémoslos, en tanto, la propia dinámica social permita una ejercicio más libre y amplio del derecho de la información.

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Entre las posibilidades para enriquecer el ejercicio periodístico que se desarrolla en Puebla se encuentra la corriente del Nuevo Periodismo, definida por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano creada por Gabriel García Márquez como la mezcla de estilos literarios con géneros periodísticos sin perder de vista la objetividad.

Se trata de describir ambientes, acciones y facciones de personas y espacios en medio del ejercicio de reportar los hechos que se presentan día con día.
El contenido no debe cambiar, ni modificarse, sino enriquecerse.

Resulta un reto para los periodistas interesados en transformar el ejercicio del periodismo, cumplir con la obligación diaria que le imponen desde las redacciones y al mismo tiempo ejercitar nuevos estilos, hasta que la práctica de estos mecanismos se vuelva común.


1 SANTORO, Daniel
Técnicas de Investigación,
Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 2004
P. 27
2 SECANELLA Petra
Periodismo de Investigación
Editorial Tecnos, Madrid, 1996
3 KAPUSCINSKI Ryszard
Los cinco sentidos del periodista.
Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 2003
P. 16
4 KAPUSCINSKI, Riszard
Los cinco sentidos del periodista.
Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 2003
Pp. 17-18